Irresponsabilidad – Carnavales alvearenses
Hace cuántos años que los carnavales
alveaerenses se programan para empezar dos fines de semana antes de febrero, y
una semana antes se pospone el comienzo. Hace cuántos años que los carnavales
alvearenses salen la primera noche llenos de improvisaciones, con trajes a
medio terminar, carrozas acompañadas por sus carroceros para ir sosteniendo las
partes durante el desfile y un sonido a medio probar. Hace cuántos años se
convirtió todo esto, que no debería suceder, en un “clásico” de los carnavales
alvearenses, pregunto.
Y es una lástima, porque todas estas desprolijidades
representan una tomadura de pelo, no solo al público local que paga su entrada
para disfrutar del espectáculo, sino que también a aquellos que programan sus
vacaciones, sus francos y postergan otras cosas para venir a participar de la
fiesta más grande que tiene nuestro pueblo.
Enero y febrero son los meses de Alvear y, para
mejor, coinciden con las vacaciones de verano. O sea que esta es la temporada
óptima para que vengan a dejar su platita los “turistas”, que no son
precisamente europeos y japoneses con súper cámaras de fotos como los que van a
las cataratas del Iguazú, sino alvearenses mismos, en su gran mayoría, que por
determinadas circunstancias viven en otros lugares, ya sea por estudio, por
trabajo, por decisión propia. Y qué mejor agasajo se les puede ofrecer a esta
gente aparte de los afamados carnavales alvearenses, únicos en su estilo, por
su colorido, por su tradición, por su gente alegre. Pero, ¿se imaginan que
tanto más lindo serían si se hicieran las cosas responsablemente?
Esta gente que viene de afuera, que se pasa
todo un año trabajando en el trajín de las grandes ciudades y que en
enero-febrero tienen la suerte de disfrutar de nuestro aire fresco, nuestras
siestas de pajaritos y las noches de fantasía, hacen un grandísimo esfuerzo
para poder acercarse hasta acá y un esfuerzo aún mayor para irse, una semana
después, a lo sumo dos. Y por eso piden con antelación, ya desde mediados de
año, en cada llamada telefónica a los parientes y a la radio, siguiendo las
publicaciones en Internet, por las redes sociales, preguntando “¿cuándo
empiezan los corsos?”. Y qué respuesta se les da... “Parece que el 20 de
enero”, “Capaz que el 21”, “No se sabe bien todavía”. ¿Y cuándo se saben bien
entonces? El 20, el 21, si no se pudre algún pato.
El año pasado pasó eso, el antepasado también,
y el anterior. Y este año, para no perder la racha, se postergó otra vez una
semana el inicio de los corsos. Lo que pareciera que no se entiende, por parte
de quienes son responsables
de llevar adelante el evento –llámese Comisión Permanente de Corsos, comparsas,
Municipalidad, Pablito Da Silva, Cococho, Chelo o Jabonete– es que los que se
organizaron hace meses, quizás desde antes de que las comparsas empiecen a
moverse, para sacar sus vacaciones en la primer semana de carnaval, se van a quedar
sin carnaval.
El corso, que tendría que empezar este viernes
20, fue postergado una semana, ¡pero el anuncio de la postergación se hizo 3
días antes! Ayer martes 17 se confirmó. ¿Y los que ya tienen los pasajes en
mano? ¿Y los que ya sacaron sus vacaciones y pidieron sus francos para venir?
¿Y los que ya están acá y se tienen que ir este domingo? ¿Que se jodan? Con qué
criterio se le toma el pelo de esta forma a toda esta gente, nuestra gente, que
tiene la inmensa voluntad de venir a divertirse a nuestro pueblo, de
encontrarse con sus parientes, sus amigos, de compartir una noche a pura
música, colorido y lanzanieve, alentar a su comparsa favorita y colaborar,
colaborar con el pueblo, dejar su plata en el pueblo. ¿Con qué criterio?
“No, lo que pasa es que tal comparsa no terminó
la carroza”, “tal otra no tiene listo el samba en re-do”, “la de aquel barrio
no terminaron el traje de la reina”. ¿En serio no hubo tiempo suficiente? ¿Acaso
cuatro años de postergación de la primera noche de corsos no es un indicio
suficientemente elocuente de que programarlos para dos fines de semana antes de
febrero es una meta difícilmente alcanzable?
Para definir este tipo de cosas y otras que se
asemejan más a improvisaciones demagógicas que a cuestiones logísticas o de
mejor ordenamiento del espectáculo –me refiero al proyecto de cambiar el
corsódromo de la Av. Hermanos Gómez a un tramo de la recientemente asfaltada
Rodríguez Peña, donde aún no hay veredas ni iluminación apropiada, y a veinte
días del lanzamiento del carnaval– son cuestiones que bien se pueden definir
durante un año entero, instalando el tema en la sociedad y debatiendo
concienzudamente.
Por qué esperaron a menos de una semana antes del
lanzamiento para decidir la postergación, por qué, si desde octubre-noviembre
la subsecretaría de Turismo de la provincia ya organiza los folletos, las webs
y toda la promoción de los carnavales correntinos. ¿Cómo se les explica ahora a
las autoridades de esa cartera que los corsos se postergaron, cuando la
subsecretaria a cargo iba a venir a asistir al lanzamiento de los carnavales
alvearenses, que iban a ser los primeros de la costa Uruguay en comenzar? ¿Cómo
queda nuestra imagen, justo ahora, al cabo que nos dieron un poquitito de
bolilla a Alvear con nuestros carnavales, que nunca eran tomados en cuenta
desde la provincia?
Son cosas que dan bronca, que “pichan”, como se
dice por acá. Porque en definitiva, el carnaval y el 10 de febrero son prácticamente
las únicas fiestas realmente convocantes que tiene Alvear. De un verano a otro
hay, a lo sumo, pequeños eventos en comparación a lo que mueven enero y
febrero. Y así y todo no se cuidan las formas, no se cuida la imagen, ¡no hay
idea!
Ojala que después que terminen estos
carnavales, después de la alegría y algarabía de la fiesta que seguramente va a
ser estupenda, refrescante, inolvidable, no nos olvidemos, justamente, de que
para el año que viene se pueden hacer mejor las cosas. No nos olvidemos, todo
el pueblo, que el verano es temporada de visitas, que hay gente que vive muy
lejos y que no le interesa el puterío
que sucede aquí durante todo el año, sino que le interesa venir y pasar un buen
momento, disfrutar, reír, gastar, e irse contento. A nadie le gusta que le
tomen el pelo, tengamos eso en cuenta, por favor.
18-01-2012
18-01-2012
* Rectifico: el carnaval del año pasado salió los tres fines de semana de febrero, como estaba previsto. http://www.alvearnoticias.com.ar/preview_diag.asp?ID=2470&TAM=700
© 2012 DIEGO PETRUSZYNSKI
4 comentarios:
Realmente! Cuanta verdad! Algo tan lindo y de a poco se fue decayendo..
Cuánta razón tenés, Diego! Realmente son una tomada de pelo las primeras presentaciones de cada año. Es no darnos el valor que tenemos como público de parte de las direcciones de las diferentes comparsas, presentandosé con improvisaciones siendo que es una fiesta popular MAS QUE PROGRAMADA, o sea que hubo todo un año para realizar como se debe.
Me encantó tu espacio, Diego.
Un abrazo.
Cuánta verdad che!!. Lastima que la comisión de corsos sean como shakira "ciegos, sordos, mudos y testarudos".
Esperemos que lean tu publicación y que el año que viene esto no se vuelva a repetir.
Diego te felicito por tus palabras, duela al que le duela es la pura verdad. Quedo lejos, en el pasado, los carnavales y su organización que disfrutabamos cuando eramos unos niños.
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