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29 agosto 2010

SOÑAR QUE SE PUEDE

La estaba esperando sin esperarla. Solo para mirarla, y dejar de mirarla cuando me mirara. De pronto sale y se para a un costado de la puerta de la facultad. Yo la empecé a apreciar desde el otro lado de la calle. Esbelta, modesta con su metro ochenta que para nada la incomoda; libre. Cabellos castaño claro, ondulados, que caen hasta cubrirle los hombros. Anteojos rectangulares con un grueso marco negro le daban el último pincelazo a la obra de arte que significaba su rostro.
Ya la había visto antes, en la clase de informática. Y luego, en historia, hasta se acercó a mí para hablarme. No lo podía creer. Había acabado la clase, yo aún sentado en mi banco guardaba mi carpeta, cuando ella se cruza desde el otro lado del salón, apoya sus palmas en la tabla de mi pupitre y clava su mirada en la mía. Creo que mi rostro se desboronó y se rearmó mil veces en un suspiro aspirado, en un segundo. Y me habló. Movió sus labios a escasos veinte o veinticinco centímetros de mi timidez. Me dijo: "disculpame, ya nos habíamos visto en informática. ¿Sabés si tenemos clases de nuevo este jueves?". Por suerte reaccioné al instante, no se notó el asombro, creo. Alcancé a contestarle que no sabía, que creía que no. "Afuera en el pasillo están pegados los horarios" le dije inclusive.
Ahora lo pienso y me dan ganas de sepultar el cadáver de la caballerosidad que asesiné con esa respuesta. Pero ya está. Me agradeció y se fue. Se fue sonriendo, pero intuyo que siempre lo hace. Seguramente es feliz. Tan breve fue el cruce que quizás no alcanzó la categoría de "primera impresión". Eso espero.
Yo la seguí mirando sentado en el murito de la casa de enfrente a la facultad. Ella mira hacia ambos lados de la calle, y se decide a cruzar. Parece que se dirige hacia mí, qué hago. ¿La dejo de mirar? ¿Cuando termine de cruzar la calle quizás? Así si se da cuenta, piensa que la estoy cuidando. ¿Y si en realidad viene porque justamente la estoy mirando? Mejor apunto mis ojos al suelo un rato, como buscando algo. ¿Que es muy obvio de todas formas? Bueno, saco el celular entonces. Hago que leo un mensaje. Sí, eso está bien. Quizás ni siquiera viene hacia mí. Seguro que solo cruza la calle para saludar a alguien más, o porque quizás simplemente ese sea el camino a su casa. ¿Se estará yendo a su casa realmente? O se estará yendo a lo de alguien más. ¿No se estará yendo a lo de su novio, verdad? ¿Que tiene novio? Sí, seguro que sí. Es imposible que no tenga novio siendo lo que es. Y aunque no lo tuviera, ¿me serviría de algo? Jamás me atrevería a decirle algo interesante. ¿Qué soy para ella? Nada. No le puedo ofrecer nada, ni siquiera sé lo que le puede llegar a interesar. ¡Si ni siquiera sé su nombre! ¡Por qué no presté atención a su apellido cuando tomaron la asistencia! Mejor ni intentar, mejor no molestarla. Que no pierda su tiempo, seguro que alguien más digno ya la pretende y logrará seducirla.
Terminó de cruzar la calle. ¡Oh no! Realmente viene hacia mí. !Por qué! Ojala que salude a alguien que está a mis espaldas, como tantas veces me sucede. Dios mío... Se puso en frente mío.
- Hola, disculpá, ¿Sabrías decirme si ya están los apuntes de informática en la fotocopiadora?
Me vino a hacer otra consulta académica. ¡Que suerte! ¿Y qué le respondo? Creo que sí, que están las fotocopias. ¿Y si le respondo y se va, y no me da tiempo a recavarle más información? ¡Ya sé! Ya sé que decirle para averiguar algunas cosas.
- Ehmm... Creo que sí, que están. Mi novia me dijo que ya los sacó.
Es perfecto, le respondí algo que a ella le sirve, le fui útil, y a la vez tiré un anzuelo. Si ella cree que tengo novia, no creerá que estoy desesperado por ella y no se sentirá intimidada. Es más, le dará curiosidad y me preguntará instintivamente: ¿tenés novia? Será redundante pues me preguntará algo que ya le respondí. Su insistencia me demostrará que está interesada en mí, y eso la pondrá nerviosa, lo que me terminará de confirmar su interés. Entonces cuando me lo pregunte yo inmediatamente le voy a contestar que no, y le voy a preguntar a ella si tiene novio. Y en el fulgor de la pregunta y repregunta, de la entrevista rápida, ella no tendrá tiempo de meditarlo y me lo dirá sin rodeos. ¡Sí, es perfecto!
- Ah, bueno, las voy a sacar. Muchas gracias...
¡Mierda! ¡No funcionó! No me hizo la repregunta de que si yo tenía novia. Lo arruiné todo. Ahora cómo lo arreglo... Bueno, si soy sincero quizás logre conmoverla. Sí, la sinceridad puede lograr eso. Se dará cuenta de que soy débil, inexperto, pero honesto.
- Perdoná, antes de que te vayas. En realidad esperaba otra actitud de tu parte. Es que yo no tengo novia, nunca tuve. Te lo dije porque esperaba que vos me volvieras a preguntar si yo realmente tenía novia para responderte que no, y en seguida preguntarte a vos si tenés novio, ¿me entendés?
Soy un estúpido. El rey de los estúpidos. ¿Como pude decirle una sarta de idioteces como esas? Listo, ya me gané la corona de la humillación por el resto de la carrera de periodismo. ¿Qué hace? Se ríe... ¡Por supuesto! Cómo no se va a reír si acabo de decir la madre de todas las estupideces. Eso me pasa por creer en mis propias teorías. ¿¡Como pude ser tan imbécil para violar mi propio off the records!? Fue como si el puente entre la mente y la lengua se hubiera transformado en un teletransportador que no dio tiempo a repensar lo que pensaba.
- ¡Jaja!, ¡que gracioso que sos!
Un momento... Eso no fue burlón. Eso fue tierno. En serio le causó gracia. ¡Hasta parece que le gustó! ¿Y ahora? ¿Cómo sigo?
- Bueno, ¡gracias! Disculpame si te incomodé, es que a veces siento como que no tengo nada para hacer y me pongo a imaginar situaciones absurdas. Y de vez en cuando una de esas situaciones se me escapa del plano imaginario al plano real.
Me parece que complejicé demasiado el asunto. Y hablé demás otra vez. Va a creer que soy un loco.
- ¿En serio? Wee... ¡Qué loco!
Sí, yo sabía. ¡Dijo loco! Pero, ¿lo habrá dicho por la situación o por mí? O sea, ¿qué loco todo esto, o qué loco yo? Bueno, ¡no importa! No está enojada, sigue contenta, ¡y sigue acá!
- Sip... Me suele pasar. Pero al final, ¿tenés novio?
Bueno señoras y señores, esa misma piedra se ha de estar haciendo polvo de tantas veces que este humano la está golpeando. ¿Qué, no puedo evitar salir de un momento incómodo sin entrar en otro aún peor?
- Sí, si tengo.
¿Viste? Ya lo sabía yo... Desde antes de que cruce la calle. Lo sabía y sin necesidad de haber hecho todo este circo. ¡Me hubiera ahorrado toda esta vergüenza con sólo haberle dicho: "sí, están las fotocopias"! Ya no hay forma de acabar esto sin transformarme en el monumento andante a la payasada. Trataré de recuperar lo último de dignidad que me pueda merecer.
- Uhh... Perdón entonces...
Y sí, ¿que más le puedo decir? "Tomá, este es el número de unos matones, aquí te dejo cien pesos, por favor contratalos por mí así no te ensucias las manos vos al hacer justicia y extinguir este bagazo de persona que se encuentra ante vos. Es el último favor que te pido". No, tanto no le puedo exigir...
- Jaja... No hay problema.
Y no, qué problema va a haber. Ninguno. Si vos sos una chica normal, que puede tener todo lo que quiere con sólo salir y encararle a la vida. Si a vos la vergüenza ni te roza. No como a mí. Que estoy media hora parado afuera de la farmacia juntando fuerzas cada vez que me tengo que comprar una maquinita de afeitar. Por culpa de esta timidez absurda que me controla, y que cuando se le ocurre no mostrarse por un instante, le da paso a la desubicadez que ya habrás conocido, que me hace cometer una bestialidad nunca antes imaginada como la que acaba de pasar. Nooo, qué problema va a haber. ¡Por favor! Pero por lo menos tenés la grandeza de no martirizarme aún más, de tomártelo con humor y simpatía. Aunque seguro luego le estarás contando a tus miles de amigas y amigos sobre el papelón que se mandó este chico. Y está bien, estás en tu derecho, es lo que cualquier persona normal haría. Pero vos por lo menos ahora no te me burlás. Eso te lo agradezco. Y ya que te tengo confianza te lo digo todo.
- Bueno. La verdad es que esperaba a que me dijeras eso, pero estaba más preparado por si acaso me decías que no tenías novio. En ese caso pensaba preguntarte... No sé... Si saldrías a tomar algo, por ejemplo.
¿En serio le hubiera preguntado eso? ¿De donde saqué semejante cosa? A veces la mente y la lengua se comportan como dos órganos autónomos; una traiciona a la otra y viceversa, sólo para reírse del idiota que pone la cara.
- ¡Uhh! ¿En serio? ¡Me encantaría! Jaja... En realidad no tengo novio, te estaba cargando nomás, como lo hiciste vos, jajaja.
¿Peeerrrdón? ¿Y eso, qué significa? Se hizo la graciosa con migo. ¿Vieron? Yo sabía que era perfecta. Bella, sociable, estudia periodismo igual que yo, ¡Y buen sentido del humor! Definitivamente es demasiado para mí. Sí, demasiado, no me la merezco. Seguro que no. Pero, ¿y si me animo y desobedezco un poco a la lógica? ¿Y si voy un poquitito nomás en contra de las leyes universales? No creo que pase nada. Tan trágico no puede ser. No se acabará el mundo por un sólo chico introvertido que se animó a más. Bueno, aunque como va mi suerte... Quizás yo sea el culpable del fin del mundo. Pero qué estoy diciendo, ¿cómo puedo creer que tengo ese privilegio también? Bueno, me había dicho que no tenía novio, ¿o sea que la tendré que invitar? ¿Y ahora?
- ¡Jaj! Qué aparato que sos... Bueno, entonces, ¿saldrías a tomar algo?
- !Sí! Por supuesto... ¿Adonde querés ir?
- Y... Ni idea. Nunca hice esto, pero... No sé... Digamos, ¿a la peatonal? ¿Después de clases?
- Dale, me encantaría... Y vos, ¿cómo te llamás?
¡No lo puedo creer! ¡Está saliendo todo bien! Se parece mucho a alguna de esas tontas películas americanas de adolescentes, pero va todo bien.
- Ehmm, mi nombre es...
¡Momento! ¿Qué es ese ruido? ¿Una alarma?
- ¿Sí?
- Que mi nombre es...
Sí, parece una alarma, ¿pero por qué tan fuerte? ¿De donde viene? Pero si se parece a la alarma de mi despertador... ¡¿Mi despertador?! ¡No me digas que todo esto fue un...!
- Sueño...
Sí, me acabo de despertar. Estoy sentado en la cama, son las siete y media de la mañana, tengo facultad a las ocho.
¡Un sueño fue todo esto! El harakiri hecho con un cuchillo de broma. Ya me lo había dicho una vez mi amigo de la secundaria: "el poder de la mente es superior a todo, sueña que puedes y podrás". Si, ojala. Lástima que su teoría se comprobó cuando soñó que orinaba un árbol en el campo, y se despertó todo mojado. Soñó que pudo, y sin darse cuenta estaba pudiendo. Por lo menos mi sueño fue más digno. Más pulcro, mejor dicho.
Yo sabía que era demasiado bueno para ser verdad. Tendría que haber intuido que sólo mi inconciente sería capaz de imaginar una situación tan utópica. ¿Yo, invitando a una chica a tomar algo? ¿Donde se ha visto? Esto me pasa por querer salirme de mis cánones. Las cosas son como son, no soy Superman para andar cambiándolas a mi antojo. Al menos en el mundo real, en el imaginario no hay problema. Pero ahora me quedó la congoja de ese mundo imaginario. ¡Por qué tanta crueldad con migo mismo! Bueno... Es la vida que me tocó. Mejor bajo a desayunar así no llego tarde. Retomemos la rutina.
Listo, llegué ocho menos cinco, tengo tiempo de sentarme un rato en el pasillo hasta que entre la profesora de sociología. "Buen día, buen día", "¿todo bien? Sí, como siempre..." ¿Será que le cuento a mi amigo lo del sueño? No, mejor no. Se va a reír y además me voy a sentir incómodo si está al lado mío sabiéndolo cuando ella entre a la facultad.
Está entrando la profesora, vamos a clase. ¿No vino ella? Ahh, cierto, en sociología no la tengo de compañera. Bueno, igual no me serviría de nada verla hoy. Ni hoy ni ningún otro día.
Terminó la clase, es casi medio día. "Bueno chicos, nos vemos mañana". "¿Qué me vaya con ustedes a almorzar?", "No, así está bien, tengo que estudiar lo de Taller de Competencias. Gracias de igual forma, nos vemos mañana". Bueno, por lo menos tengo amigos. Tres o cuatro pero son fieles. Mejor me voy al departamento a ver qué almuerzo y agarro esos libros que no terminan nunca.
¿Eh? ¿Ya son las siete? ¡Me pasé toda la tarde leyendo! Le mando un mensaje a mi amigo a ver qué está haciendo, si no quiere salir un rato a la costanera. "Sí vení que no estoy haciendo nada". Listo, voy para allá, ya está anocheciendo, mejor llevo mi campera.
Un mensaje: "Esperame en el parque que ya paso por allí y vamos a la costanera". Bueno, justo ya estoy acá me siento un rato en ese banco y ya ha de llegar él.
Pero, esa que viene allí, ¿no es ella? Sí, parece que es ella, recién sale de la facultad. ¡Qué hermosa que es! Caminando así, sosteniendo sus libros a la altura del pecho con la mano derecha, y la izquierda que acompaña el ritmo de sus pasos, que escena perfecta. ¡Uy! Va a cruzar en frente de mí. No me va a ver, ya es de noche. ¡Me vio! ¡Y sonríe! Me va a decir algo...
- Adiooós...
¡Me saludó! ¡Existo para ella aún fuera del aula! Qué le respondo... Y sí, tengo que saludarla yo también. ¿Qué más?
- ¡Chau!
Sí, chau... Me despido... Si tan sólo supiera ella, lo bien que actuó dentro de mi mente. ¿Para qué la sigo mirando? Si se está yendo, y yo con estos ojos de perro hambriento. ¿Eh? ¿Quién chistó? ¡Ahh! Es mi amigo, del otro lado del parque. Ojala que no me haya visto mientras la miraba. "¡Ahí voy!"
- Qué hacés, ¿todo bien?
- Hola, sí, todo tranquilo...
- ¿Qué hiciste hoy? ¿Ningún chisme?
Y qué le puedo contar...
- No, no sé... No pasó nada, como siempre nomás.



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17 agosto 2010

MAL ASOMBRADA

Fue más que un grito, un alarido, fue femenino. Salimos todos al patio a ver qué era y nuestro compañero Gastón del tercero "C" estaba petrificado, parado en la puerta del baño de las nenas, mirando hacia adentro. Dos chicas de cuarto grado lloraban y berraban de espanto.
- ¡¿Pero qué pasó?! -repetía desesperada la señora Norma con su voz de tiza y cigarrillos-.
- Las monjas, las monjas... Allá en el fondo -sollozó Gastón mientras las chicas reforzaban su llanto con cada palabra.
- ¿Pero qué pasa? ¿Qué monjas? -Insistió la maestra-.
- ¡La sangre! ¿no ve la sangre chorreando por la pared al fondo del baño?
Y la escuela entera cayó en el susto. Desesperación de los crédulos y astucia de los incrédulos. De inmediato se alzó un murmullo como polvareda en baile de rancho. Nos mirábamos entre todos, todos chiquitos, caras que variaban entre desconcierto, pánico, risas de nervios. Algunos, y principalmente algunas, ya se secaban las lágrimas con el guardapolvo.
- Mirá gurí –le dijo la señora Norma mientras levantaba su palma a la altura de la cara- más vale que dejes de inventar porque o sino...
- ¡Pero no señora! Si yo las vi. Venía por el pasillo y miré para adentro, y allá estaban, en el fondo, chorreadas de sangre- intentaba explicar Gastón, el bien llamado "más terrible de la escuela".
- Bueno bueno, no pasó nada, vamos para adentro –nos apuró la señora Marisa y nos llevó al aula de nuevo, y así cada maestra con su curso.
¿Qué era eso de la monja? ¿de la sangre que se escurría por la pared del fondo del baño de las mujeres? Era parte del folklore de mi escuela primaria, la más "mal asombrada" del pueblo.
Eso ocurrió poco antes del último recreo. Volvimos al aula y la maestra intentó retomar la clase. Pero ya no hubo sujeto que nos haga entender el predicado. Era todo un alboroto. Se escuchaba clara la voz de la señora Norma, de turno esa semana, que desde el patio mandaba a los alumnos a clase.
-Y vos Gastón: a la Dirección –sentenció.
Gastón no era alguien de fiar, no era de los que contaban toda la verdad, y sus travesuras eran de las más ingeniosas, siempre. Esa vez, se ve que había sabido de algo, se instruyó con un poco de historia. Alguien le habría contado sobre la leyenda que asombra a la escuela. Él había arribado ese año a la ciento veintitrés, pero al año siguiente ya se cambió dos veintiséis. Era de esos chicos... poco durables.
Se calmó un poco el bochinche en el patio, cada grado volvió a su salón. Pero dentro de cada salón la cosa era distinta. Era todo duda, temor y asombro.
-Cuéntenos señora, ¿qué es eso de las monjas y la sangre? – preguntó uno de los que se sentaba en la primera fila.
Como si algún alumno no supiera de qué se trataba. Era sobre una de esas leyendas que se transmitían en los patios, mientras se jugaba a la bolita por las canaletas de los baldosones, mientras las nenas saltaban al elástico o después de educación física mientras retomábamos el aliento entre los frondosos palos borrachos que le dan sombra al patio de abajo.
Eran de esos cuentos que varían en detalles según la temporada; que los de sexto les transmiten a los de primero, y son tan emblemáticos de la escuela como los murciélagos del salón de acto, como los escobazos de Doña Benigna cuando le queríamos robar galletitas de la cocina, como el popular chiflido del portero "Patillo", o como la estatuita de 30 cm de la Virgen de Itatí, que tiene marcado el cuello de aquella vez que la quebraron al empujarla sin querer dentro de su ermita.
-Dejen de molestar, si no ven que está jodiendo nomás con esas pavadas –cerró el asunto la maestra refiriéndose al travieso Gastón.
La escuela que cobijó mi infancia no fue otra que la cabecera del departamento. Pero lo cierto es que mi escuela tiene historia, tradición; y eso nos otorgaba un cierto prestigio, por decirlo de algún modo. No fueron pocas las veces que nos tildaron de "conchetos", especialmente en las competencias interescolares. Junto a la ciento ochenta y cuatro, del popular barrio Centenario, formábamos el Boca-River de esas competencias, siempre sanas, inocentes, de primaria.
En el lugar donde funciona mi escuela estuvo hasta mediado de los años '30 un colegio de mujeres y un convento, es decir, un colegio de monjas. Aceptaban varones pero sólo hasta cierta edad. Gran parte de la "cremme" de aquella época asistió a esa institución, de ahí el "prestigio"... y el chetaje.
Por ejemplo, cuando sucedió aquello de la maldición del padre Fontela, en el '32, dicen que él huyendo de la turba que pretendía lincharlo por su intervención en el conflicto político entre conservadores y... el resto, se refugió en el convento del colegio durante unas horas, para luego continuar el escape junto a dos monaguillos hasta la desembocadura del Aguapey y cruzar a La Cruz en balsa. Dicen que al llegar a la otra orilla se quitó las sandalias y las sacudió, para no llevarse ni siquiera el polvo de aquel pueblo que lo echaba. Esa fue su maldición.
Luego de algunas desavenencias económicas (las familias no aceptaron el aumento de la cuota), las religiosas se retiraron, y la institución pasó a ser una escuela provincial.
Fue en el año '63 cuando por un desperfecto eléctrico la escuela se prendió fuego. Dicen que duró un día el incendio, que todo el pueblo colaboró haciendo cadenas de baldes; por esos tiempos aún no había cuerpo de bomberos en la ciudad.
La escuela siguió funcionando, con una restauración medio "así nomás", hasta principios de los '80 cuando se terminó una reforma completa que le dio su aspecto actual. De aquel majestuoso edificio, de aulas con piso de madera y un hermoso aljibe en el patio de las mujeres (porque para los recreos cada sexo tenía su espacio), sólo subsistió prácticamente intacta la capilla (que le da su particular fachada) ya transformada en salón de actos.
Resulta que con los años, las historias se fueron mezclando, se le fueron adosando nuevos detalles y se fue creando de a poco la leyenda urbana. Así surgió la versión que hoy subsiste en el folklore popular, que dice que las monjas en realidad murieron en aquel afamado incendio. Así también surgió el macabro cuento de que en lo que ahora es el baño de las mujeres, dos monjas perecieron por las llamas. Pero sin embargo, una variante dice que en realidad esas dos monjas quedaron encerradas durante unas vacaciones, ya que el portero cerró la escuela en diciembre y la abrió recién en marzo; allí las encontró a ambas, muertas de forma espantosa, luego de aparentemente haber practicado canibalismo.
Estas y muchísimas historias más, como que de un hueco que hay en uno de los muros del patio de abajo surgía un ente que asesinaba a los bebés de las monjas, o que dentro de los troncos de los palos borrachos estaban los cuerpos de las religiosas, o que el mástil de la bandera en realidad es la tumba de la madre superiora. Dios mío, qué imaginación colectiva.
Gastón, con un año de haber llegado, ya había sabido aprovecharse de las creencias que en la escuela se profesaban. Al otro día ya se estaba riendo de los regaños que le habían dado, de la nota que le llegó a su mamá, y de todo y todos en general, especialmente de las dos chicas que primero le creyeron.
De igual forma, el mito que rodea al último cubículo del baño de las mujeres, que como dije ya existía desde antes, siguió subsistiendo con más o menos fuerza según la época. Había temporadas en que las chicas sólo entraban al baño en casos de fuerza mayor y salían cuanto antes por el pavor que les provocaba la posibilidad de tener un encuentro cercano con los espíritus. En otras temporadas la leyenda perdía vigor y casi nadie la recordaba.
Años más tarde se me ocurrió la idea de que quizás todo aquello nació alguna vez en que una niña se hizo señorita en ese último cubículo del baño. Luego, alguna compañerita encontró... quien sabe lo que encontró... y se encargó de repartir el chisme. Quien sabe, ¿no? Pero cómo desmentir una historia tan arraigada y dispersa a la vez... Aparte, ¿Para qué hacerlo?
Son de esas cosas que no existen, pero que las hay. Igual, hasta lo que sé, Gastón nunca se quejó de que le tiraran las patas. Todavía.


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15 agosto 2010

Barrios de Alvear.

Quiero hacer una lista de todos los barrios de Alvear, estos son los que más o menos me acordé. El que conozca los que faltan, por favor me avisa y agregamos.

Creo que la zona de la calle Belgrano en toda su tirada y la calle Marcelino Acuña también, no tienen nombre esos barrios, excepto el Juana Barreyro, pero es de viviendas. ¿Como se llama el barrio al rededor de la plaza San Martín? ¿O el de la zona de la cancha de la Pakí, ¿el del Agua potable...? ¡Y otros tantos! ¿Les ponemos nombre?

Algunos no se si existen pero recuerdo haber escuchado que se los nombre. Si me equivoco en las descripciones o tienen otros datos, me avisan y lo corregimos.

- Centro: Alrededor de la plaza 9 de Julio
- Norte: El antiguo equipo de fútbol del Club Social se llamaba "Barrio Norte", pero el Club está en el Centro. Calculo q este barrio va más o menos desde la calle Hermanos Gómez hasta la Colón/Elizarán.
- Centenario: Lleva este nombre por ser creado en el año del Centenario de la Revolución de Mayo. Se suele incluir en este barrio a muchos otros, por eso es considerado uno de los más grandes y populosos.
- Lagraña: La actual plazoleta Isaco Abitbol se llamaba antes Plazoleta Lagraña (que fue el gobernador que fundó Alvear). Una vez me dijeron que este barrio limitaba al norte con el antiguo tramo de la vía del ferrocarril que iba hasta las Piedreras, o sea, en la esquina de M. Acuña e Isaco Abitbol aproximadamente.
- Juana Barreyro: Viviendas que ocupan la mitad de la manzana compuesta por las calles Belgrano-Cancelo-9 de Julio-Acuña y la cara que da sobre esta última calle en la manzana de enfrente.
- Tumba Frayle: En teoría, el Tumba Frayle (cruce de la vía del ferrocarril y la calle Larrea) sería el límite oeste de este "barrio" con el Mitre Sur.
- Mitre Norte: Estrictamente compuesto por la chacra delimitada por las calles Perú-Panamá-Venezuela-Colectora Norte, pero extendible a toda la zona al norte y oeste de la Ruta 14.
- Mitre Sur: Compuesto por la chacra delimitada por la continuación hacia el sur de las calles Panamá y Venezuela (creo que cambian de nombre) y por Larrea y Colectora Sur.
- Las Ranas: No sé exactamente. Creo que más o menos en la zona de la intersección de las calles Sargento Cabral y Suipacha.
- Machetazo: No sé bien tampoco. Creo que cerca de la Antena de Claro (ex CTI)
- Arroyo Méndez: En realidad es un paraje.
- Igarzabal: También conocido como el Barrio de la Radio (por estar LT21 Radio Municipal Alvear en ese barrio).
- Islas Malvinas: Viviendas ubicadas en la mitad norte de la manzana compuesta por las calles Rodriguez Peña-Sargento Cabral-Maipú-Constitución, donde está la escuela 184, enfrente al Barrio San José.
- San José: Es el de la manzana donde se encuentra el club Centenario (calles Coronel Payba-Constitución-Rodriguez Peña-Sargento Cabral. Fue construido en lo que fue el antiguo Cementerio de Alvear, que funcionó hasta 1902 que se inauguró el actual. Hasta la década del '60 que se construyó este barrio, la manzana era conocida como "la placita" y tenía molinetes en cada esquina.
- Juan Domingo Souza: Se denominó así en el 2008 a la manzana que originalmente se conocía como barrio Varela (entre calles Sargento Cabral-Entre Ríos-Constitución-Santa fé), donde se encuentra la plazoleta Belgrano. Lleva el nombre del reconocido músico, que tiene su casa allí.
- Varela: El nombre se extendió a la zona alrededor del Juan Domingo Souza. Limita con el Centenario.
- Epam: No "Pan". Viene de Esfuerzo Propio, Ayuda Mutua. Hay dos barrios de viviendas del mismo estilo, uno sobre la calle Entre Ríos entre Independencia y Sargento Cabral y otro por calle Buenos Aires entre Sargento Cabral y Constitución.
- Cáritas: Al este de la calle Buenos Aires, entre Larrea (camino al puntón) y Constitución.
- Bajada Vieja: Al oeste de la calle Pellegrini, desde Saavedra hasta Colón más o menos. Lleva este nombre debido a la vieja Bajada de la balsa que cruzaba el Aguapey en la desembocadura de éste en el Uruguay (lugar conocido también como el camping)
- Puerto: Desde el puerto sobre el río Uruguay hasta la calle Ituzaingó o Saavedra (yendo por Pellegrini). La Calle Belgrano al sur se pasa a llamar Coronel Luciano Romero a partir de La Madrid y hasta la aduana.
- 10 de Febrero: Compuesto por todos los barrios de viviendas de la chacra ubicada al oeste de la calle Suipacha, al sur de la cancha San Isidro y al norte de la chacra de Alterach (donde está la cancha de la Pakí)
- Antena: En la zona de la antena transmisora de LT21 al este de la calle Buenos Aires. Hay viviendas también.
- Héctor Oscar Dávila: Viviendas de la manzana ubicada entre las calles Independencia-Sargento Cabral-Santa Fe-Buenos Aires.
- Estación: Se accede por la calle Las Heras.
- La Salida: Al norte del cruce de la vía del ferrocarril en calle Coronel Payba. Tiene las calles Fray Luis Beltrán, Matías Sapiola y Tomás Guido.
- Ejército: Aparte de las viviendas ubicadas en el predio de la Escuela Agrotécnica (del antiguo Regimiento), también el barrio de viviendas al final de la Avenida Ejercito Argentino al este.



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