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13 diciembre 2009

VOTO A VOTO.

Y ahí se lo llevaban los pata negra, derecho para la jaula. Por más
que gritara no podía hacer nada, es por eso que directamente no gritó.
Lo subieron a la camioneta con lucecitas en el techo y se marcharon.
Al llegar a la comisaría, lo interpelan para que comience a hablar,
pero él se niega. Persuasión tras otra se suceden, pero él está mudo,
permanece así, y según el médico que acaba de llegar, lo es desde su
nacimiento. Quizás por eso no había gritado.
Se hace presente el comisario, don Faustino Colheira, eran eso de
las cuatro de la tarde, calor sofocante, un poco inusual por ser
mediados de julio. Solicita explicaciones al cabo primero Jalante,
quien por esos momentos se encontraba ocupado.
-¡Jalante! Explíqueme que sucede – grita el comisario.
Al poco rato se escucha el sonido del agua cayendo y girando en
sentido horario, y un peculiar aroma se asoma al despacho principal.
Sale Jalante del sanitario, y en seguida estornuda por fuerte olor a
tabaco del cigarro que había prendido el comisario.
-Disculpe Jalante, es que usted sabe que cuando me pongo nervioso
sólo esto me calma.
-No hay problema mi comisario, ¿todo bien?
-No cabo, no está todo bien. ¿Cómo va a estar todo bien si tenemos
un detenido en día de elecciones?
-Y sí comisario, qué se le va a hacer, siempre hay vivos.
-Eh... Y dígame, causa de la detención.
-¿Explicación técnica o de fácil comprensión?
-Fácil nomás...
-Torpeza.
Resulta que el detenido, el mudito este, es un conocido personaje
del pueblo vecino, un insano que vaga por las calles y suele revisar
las cajas de los medidores de luz de las casas. Por aquellas tramoyas
de la política, se lo había domiciliado acá y los punteros del Frente
"Queremos Más" lo habían llevado a votar.
Ese año, el viejo líder del Partido Unido decidía, después de más
de dos décadas alejado del ámbito político, volcarse nuevamente con
aspiraciones a la intendencia. Se armó el "Frente Queremos Más", al
que todo el mundo le encontraba una segunda connotación. Inclusive el
lema que llevaba su campaña, que era "Vuelve Marcelo", muchos lo
habían transformado en "Devuelve Marcelo". El otro candidato era el
actual viceintendente, el rengo "Tato" Méndez, del "Partido
Liberación", y francamente, a pesar de la ironía, era el que mejor
andaba.
-¿Y entonces? ¿Qué es lo que hizo este loco para que me lo traigan
acá? – pregunta ofuscado el comisario.
-Se le cayó el sobre – responde airado el Cabo primero.
-¿Y por eso nomás? Si se abrió y se vio la boleta, lo hubieran
hecho pasar por voto cantado y listo.
-Pero no comisario, porque él ya había votado.
-No me tome el pelo, ¿Qué sobre se le cayó si ya había votado?
-El que le entregaron en la mesa.
-¿Qué mierda?
-Mire, le explico...
-¿Qué me tiene que explicar?
-El enjuague que están haciendo, uno de los presidentes de mesa
dice que descubrió cómo funciona.
-¿Quién? ¿Cómo descubrió?
-El director de la escuela, estaba en la mesa dos. Se dio cuenta
porque dice que en las elecciones del mes pasado, las de diputados,
aparecieron unos sobres que no eran legales.
-Ahjá... a ver, ¿Cómo es el asunto?
-Le cuento –y entra a relatarle el cómo-:
Resulta que entra a votar un puntero del partido. Trae consigo un
sobre común y corriente, de los que se compran en la librería. Hace el
trámite correspondiente en la mesa electoral, es decir, entrega su
documento y recibe un sobre oficial. Entra al cuarto oscuro y una vez
allí, envés de poner la boleta dentro del sobre que corresponde, lo
hace en el trucho, que tiene inclusive unos garabatos simulando
firmas. Sale del cuarto oscuro y en un intrépido movimiento inserta el
sobre ilegal, guardándose el oficial. Una vez afuera del local de
votación, llama a uno de sus compadres o comadres, partidarios, les
entrega el sobre oficial con su boleta adentro y ya cerrado.
-¿Me va siguiendo comisario?
-Eh... sí. ¿Y de qué le sirve hacer eso?
-Bueno, sigo –continúa Jalante con un suspiro-:
El votante llega a la mesa -siempre que sea la misma en donde votó
el puntero- y entra al cuarto oscuro normalmente. Allí permanece un
rato, se guarda bien el nuevo sobre que le acaban de dar, y saca el
que traía él, el que le había dado afuera su puntero; entonces sale
del cuarto y coloca ese en la urna. Cuando se va, entrega el nuevo
sobre vacío y recibe la recompensa: $50,00 o una caja de comida, lo
que sea. De esa forma, el partido está seguro de contar con ese voto.
Entregándole un nuevo sobre vacío al puntero, el votante certifica que
sufragó el sobre ya cerrado que éste le había entregado, y la cadena
continúa quien sabe con cuantos más.
-¿Qué mejor boca de urna, no cierto cabo?
-Así es comisario, lamentablemente. Pero se enviciaron tanto que
hasta lo mandaron al loquito, y ahí les pifió el plan.
-¿Y qué dice que hagamos ahora?
-Y eso lo tendría que decidir la gente de la junta electoral,
quizás tengan que anular los comicios, todo un despelote se va a
armar. Nosotros mientras tanto sólo podemos retener al hombre éste.
-Sí che, se aprovechan del pueblo chico... Salga afuera por favor
Jalante, que me quiero terminar este charuto, a ver si así se me
aclara el pensamiento.
-¿Mi comisario?
-Dígame Jalante –en tono cansado-.
-Estos del frente del fraude igual no van a ganar, ya se sabía de
antemano. A lo sumo lo que pueden ganar es un concejal más. ¿Y si lo
dejamos aquí nomás esto?
-Es triste lo que me dice Jalante; ciertamente triste, y
tristemente cierto. Aparte sabe el quilombo en el que nos van a
enredar por romperle las pelotas a estos mafiosos desgraciados, encima
el candidato a gobernador de ellos parece que gana nomás. A mi me
queda poco hilo acá en la fuerza, al pedo perder mi carrera por algo
tan pavo. Más vale sí.
-Y sí comisario, es triste, pero es lo que hay. Total, de estos hay
para rato –haciendo un gesto en el aire con su mano, como si estuviera
expulsando algo-.
-Sí, el tema es que la gente que vio va a decir que la policía…
-…que la policía no hace nada –robandole las palabras el cabo-. No
ha de ser la primera vez que lo dicen. Ya está.
Sutil método que sacudió el monótono trámite en el municipio. Cosas
que seguramente aprendieron en el extranjero, es decir, más allá del
río y del bañado, los límites del pueblito. Algunos dicen que seguro
el porteñito que apareció de colado en la campaña fue el que tiró la
idea, no es el culpable de que la hayan agarrado en el aire. Un viejo
caudillo dijo una vez que con la democracia se come, se cura y se
educa; se olvidó de aclarar lo bien que la pasan algunos demócratas.
Al final, el detenido, fue absuelto sin prestar declaraciones.

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