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09 agosto 2009

Historia, política y reflexiones.

Me han descubierto... 18 años pasé escondido, en el anonimato, en el desinterés. Ahora todo cambió, ya se enteraron y vienen por mí, por esa unidad numérica que represento, y harán todo lo posible por convencerme. Hasta el momento es sólo uno el que ha comenzado el operativo hacia mi persona, pero se que hay varios de esos allí sueltos. Quizás de distintos colores, distintas “ideas”, pero al fin y al cabo, todos quieren las mismas dos cosas, una correlativa a la otra: la primera, mi voto, la segunda, el PODER.

Como les habré contado antes, mis responsabilidades cívicas han aflorado, como una segunda adolescencia. Entre otras, ya poseo carnet de conducir, puedo ir preso, si viviéramos hace 15 años atrás quizás estaría corriendo, limpiando y barriendo, pero lo que hoy me atañe es, que vine en padrón. Y como era de esperar en estos tiempos en los que la comunicación y la informática estan íntimamente ligadas con la mayoría de los aspectos de nuestra sociedad, he sido captado por la cybercampaña de un compoblano que se lanza a la diputación provincial, don Beto Simón.

Si algunos ilusos extranjeros (o sea, de más allá del Aguapey o del Cuay Chico) cree que la disputa Kirchner-Cobos es encarnizada, descarada, desconsiderada y por sobre todo carente de códigos, es porque no conoció aquel capítulo de la historia alvearense llamado Simón-López, o López-Simón, como lo quieran ver. Aunque reconozco que mentiría si digo que dicha contienda ha culminado, ya que sus brazas siguen tenues pero tibias, considero que el tramo actual de nuestra historia no es más que un escueto apéndice de aquellos viejos tiempos, o como espero, una lúgubre introducción a mejores tiempos venideros.

Más o menos según me fui enterando, el asunto comenzó a finales de los ’80; tras el retorno de la democracia, el segundo mandato como Intendente Municipal de Alvear recayó en el ahora reaparecido caudillo Mario Antonio López. Por esos tiempos de militancia en el Partido Liberal, lo acompañaba en su gabinete el joven CPN Ramón Alberto “Beto” Simón.

Concluido el mandato de don Mario, el sucesor inmediato debía, y fue, efectivamente Simón, quien juró como intendente en 1993, al tiempo que su “padrino” se desempeñaba como legislador provincial. Pero por esas vueltas de la política, el Beto concluye su mandato ya separado, y hasta enemistado con López, quizás por sus ansias de autonomía ideológica, por conveniencia obviamente, o por simple arrogancia (de parte de ambos), lanzándose a la reelección, compitiendo contra el candidato del caudillo, Pepe López, su hijo mayor. Auspiciado por una muy buena gestión, Beto se hace nuevamente con la intendencia en 1997, aunque ya con no muy buenos resultados de allí en adelante.

Me propongo ahora inmiscuirme en el panorama histórico general, para detallar mejor el contexto de la época, y no omitir ninguno de los recuerdos que me vienen a la mente sobre aquella tierna edad que transitaba.

Por esos tiempos no todo era color de rosa, las primeras fisuras del plan de convertibilidad comenzaban a aflorar, y en la provincia había un gremio que incisivamente comenzaba a reforzar sus reclamos: los docentes. La crisis desatada por el paro general que interrumpió la educación durante buena parte del ciclo lectivo 1999 (debido a la falta de desgaste físico, adquirí unos cuantos kilitos en esos tiempos), acarrea una sucesión de hechos que comenzando por la destitución del Gobernador Braillard Poccard, concluye en los albores del nuevo milenio con la Intervención Federal a la provincia de Corrientes, etapa que se la asocia principalmente a un único y amargo símbolo: el CeCaCor. Esta Cédula de Cancelación de Obligaciones provinciales de Corrientes, una pseudo moneda anterior al Lecop, pero con la que compartió contemporaneidad, y que a pesar de tener inscripto que tenía el mismo valor que el Peso, era vilmente cambiada en relaciones de hasta 5 a 1 por “plata verdadera”. Este fue el método que encontró el interventor don Ramón Mestre, enviado por el desdichado ex presidente De La Rúa, para rellenar los sueldos de los empleados públicos. Eran tiempos difíciles, tiempos de un gran descreimiento en la clase política, pero sin embargo, en Alvear sucedió algo pocas veces visto, el intendente se convirtió en su propio interventor, y continuó de esa forma ejerciendo la primera magistratura local.

Llegado el 2001, año de elecciones intermedias a nivel nacional, Corrientes parecía preparada (o vaciada) como para elegir por sus propios medios a las nuevas autoridades. En el ámbito provincial, el PaNu, que había tenido las riendas durante los dos mandatos previos a la intervención, se veía tan descreído y despopularizado como el mismo Simón a nivel local, pero eso no impidió obviamente a que se lanzaran a las urnas, en el caso del Beto, un eventual triunfo, se lo computaría como primer mandato, ya que la intervención había “interrumpido” el anterior.

Se veían entonces dos grandes posibilidades tanto para la provincia como para la ciudad. En el primer caso, la puja era entre el ex Gobernador Raúl Rolando “Tato” Romero Feris (de quien se decía que era quien realmente controlaba el gobierno de Braillard Poccard, y de antecedentes algo turbios) y el radical Ricardo Colombi. En el segundo caso, entre Mario López, por el Partido Federal y apoyando a Romero Feris, y Beto Simón por el Partido Liberal, miembtro recién creado Frente de Todos (coalición entre radicales, liberales y algunos peronistas), que apoyaba a Colombi. Para variar, ganaron Colombi, y López, ambos con la promesa de cambiar de una vez por todas la tormentosa y maldita vieja política (como en toda campaña que no sea para reelección, obviamente), pero en discordancia entre sí. Recuerdo bien una de las propuestas de don Mario, que por la inocencia de mis años fue la que más me resultó alentadora y tangible, y era la de eliminar los famosos lomos de burro que había instalado el saliente mandatario en todo el trayecto del acceso al pueblo. Eran, más allá de un molesto obstáculo a la circulación vehicular, ya que estaban mal hechos, un símbolo de las viejas prácticas gubernamentales. Se iniciaba así una nueva página de trajines institucionales para mi pueblo.

Como en Alvear todas son particularidades, y viendo que en el plano administrativo todo país se divide en Nación, Provincia y Ciudad, acá en mi pago generalmente se trata de ser lo más policromático posible, haciendo que se conjuguen una decadente presidencia radical (próxima a convertirse en salvadora justicialista), con una gobernación radical, y una intendencia federal. Aunque en los hechos se debe reconocer que tras el arribo de Kirchner en el 2003, Colombi en seguida se alineó a la facción de los casi ya extintos radicales K, López estaba en plena discordia con éste, quien incluso llegó a hacer recortes de coparticipación para con la ciudad, a lo que don Mario respondió con la declaración de persona no grata al Gobernador durante una visita pseudo oficial del mismo para inaugurar un barrio y promocionar la candidatura de su primo Arturo a la gobernación, esto ya durante el 2005.

Para esos tiempos, Simón, el derrotado Simón que no pudo profetizar en su propio pueblo allá por el 2001, se había trasladado a la Corrientes porá, donde devino en interventor del Instituto de Previsión Social de la provincia, cargo que desempeña hasta el día de hoy.

Volviendo al 2005, cuando sonaban nuevamente las huestes electorales, brotaba como ya dije que el saliente Ricardo Colombi ponía como candidato a su primo y Ministro de Obras y Servicios Públicos, el actual Gobernador Arturo Colombi (lo hacía de este modo ya que hasta entonces la reelección del Gobernador no estaba contemplada en la constitución provincial, cosa que Arturo se encargó de “corregir” más tarde). En la oposición se encontraba el intendente Curuzucuateño Carlos Rubín, quien a nivel local era apoyado por el también saliente Mario López, quien proponía como sucesor a otro de sus hijos, el flamante Dr. (abogado) Francisco “Kiko” López, mientras que con el aparato provincial de su lado, por ende de Beto Simón también, surgía quien sería electo intendente, don Miguel Ángel Salvarredy.

Volvían entonces a enfrentarse, esta vez indirectamente, los viejos correligionarios y ahora contrarios, quienes dividían y aún dividen al pueblo en amores y odios. Pero esta vez las urnas estuvieron del lado del interventor, imponiendo a su candidato por el Frente de Todos.

Más tarde el destino quiso que por un asunto que hasta ahora no está fehacientemente desentramado, los primos Colombi se terminaran peleando, haciendo que Ricardo renunciara a su cargo de Diputado Nacional por la provincia, para ganar el escaño de Senador Provincial en 2007, desde donde pelea hoy para retornar a la gobernación, como ya expliqué en la publicación anterior.
Volviendo con la candidatura de Beto Simón a Diputado, por la cual tuve el honor de haber recibido un mail con sus propuestas y su curriculum, quiero aclarar que fue grande la sorpresa que me llevé con dicha consideración. Y cuando digo sorpresa, es realmente eso, ya que mi familia, más precisamente un tío directo mío, sufrió en carne propia los métodos de don Beto, al ser rebajado de su cargo nombrado (no contratado) de Jefe de Catastro de la Municipalidad, al de Cementeriero durante la gestión Simón, percibiendo inclusive en una ocasión un cheque por $0,99 de sueldo (sic), esto debido a su neutralidad política, o más bien por no ser lo suficientemente consecuente con respecto a las prácticas del ejecutivo. También cabe destacar que en su lugar, fue puesto un sobrino del intendente. Con esto no quiero intentar torcer la balanza del lector, ya que en el caso de don López es imposible probar que fueron todas santas sus acciones, ambos son astillas del mismo palo, inclusive puedo destacar que para estas elecciones es compañero de fórmula del Dr. José Bernardo Silva, a quien ya cité en el caso en que lo filmaron comprando un voto.

Así que por estos momentos me encuentro desconcertado, ¿Se acordó de mí para pedirme su voto el político que humilló a mi tío? ¿O me tiene en cuenta como parte de la juventud, un potencial representante de mi pueblo en la legislatura provincial? Es como el caso del hincha de River que cuando Boca juega contra algún equipo brasileño, no sabe para qué lado tirar. Pero tampoco quiero ser rencoroso, más bien memorioso, aunque de nada me serviría tener mucha memoria, sin tener la capacidad de reflexionar. Por otro lado debo decir que con respecto a la gestión del actual intendente no tengo mucho que objetar, la considero bastante buena, a pesar de ser del mismo color que Simón y de tener obviamente muchos defectos, como cualquier cosa en la vida.

Es una paradoja para mí: apoyar o no apoyar, esa es la cuestión. Aunque más bien la cuestión es ¿a quién otro puedo apoyar? ¿Hay alguien notablemente distinto? Por un lado me siento parte de una generación que puede hacer los tan ansiados cambios en el mundo y en la forma de manejar estos asuntos, pero a su vez una generación a la que la política no le interesa, o le espanta, más cuando vienen estos arcaicos a querer decirnos que apuestan al futuro, mientras hace unos poquitos años nos decían que la política no era asunto de chicos. Eso me da un... no se qué...

Así es entonces como en este país cada vez nos sobran más políticos, pero faltos de calidad. Votamos al que nos ofrece más choripanes, envés de al que tiene más ideas viables y realistas; al que tiene más capacidad en el bolsillo y en la labia, que al que la tiene en la mente. En otras palabras, votamos a un convencedor, y no a un competente. Las escuelas nos enseñan principios de moral, civilidad y ética, pero de memoria, mientras que en la mayoría de los hogares y por consiguiente la sociedad, nos enseñan a ser caraduras, ladinos y concupiscentes para “triunfar en la vida”. Pero, como dicen, no se puede ir en contra del sistema, ¿por qué? Porque a pesar de ser pocos, son muy poderosos los que lo manejan y les conviene.

Sueño con el día en el que la sociedad vuelva a caer en el camino de la solidaridad, de la decencia, de la vergüenza, y que las cosas sean como tienen que ser, que cuando se hagan las leyes no se hagan las trampas, donde no concordar no sea lo mismo que desacordar, en donde haya respeto por todo y por todos. Desde aquí, desde mi pequeño Alvear, yo, un ciudadano más del mundo, hago este llamado, tan gastado por cierto, pero que nunca está demás. Quieran tomarlo en serio o no, total, soy apenas un adolescente, que recién empezó a votar.

Veremos como sigue el eterno desenlace de esta atrapante novela llamada realidad...


© 2009 DIEGO PETRUSZYNSKI

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