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07 enero 2009

Esto es parte de un trabajo práctico hecho para un certámen de mi colegio con motivo del sesenta aniversario de la declaración de los derechos humanos. Si a alguien le sirve mi opinión, bienvenido sea... Espero no molestarlos con lo que escribo. Gracias por la visita!


            Próximos de haberse cumplido los sesenta años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la humanidad sigue sin atender los compromisos que asumió. Tal es así que dicha declaración no es más que el último registro formal que hizo el hombre sobre estos temas que lo aquejan, ya que se pueden rastrear antecedentes similares a lo largo de la historia, ya sean religiosos o jurídicos.

            Los Derechos Humanos no son más que el conjunto de opiniones y anhelos que tiene el hombre acerca de su propia existencia en este mundo, plasmados de forma que involucre a todos, es decir, de forma universal. Luego del espanto que se llevó la humanidad con las atrocidades que comprobó ella misma podía cometer, haciendo un revisionismo rápido que culminó en el mayor genocidio de los últimos siglos, la segunda guerra mundial, el ser humano decidió declarar lo que considera sus derechos, los cuales adquiere y porta por el solo motivo de haber nacido y de ser un ser viviente y racional.

 

            Habría que posicionarse en el tiempo para comprender cual o cuales fueron los detonantes e impulsores de esta declaración. Lamentablemente, la naturaleza humana provoca que ciertas personas, ya sea por ambición, conveniencia, gozo, etc., sometan a los que física, psíquica o socialmente considera inferiores. Así como existen los que someten y los sometidos, también existen los que defienden a ambos bandos y los que simplemente ignoran la realidad en torno a estos hechos. Comúnmente se define a esta situación de bandos como el bien y el mal. Esta clasificación existe gracias a lo que llamamos sentido común, aunque también es una cuestión de costumbrismos, ya que el llamado malo no precisamente es un deficiente mental, sino que quizás su entorno lo llevó a tomar sus propias apreciaciones de lo que está bien y lo que no. De todos modos, apremia la consideración que tiene el común de la gente, la cual opina, por citar un ejemplo, que matar es malo.

 

            Si nos posicionamos en la Edad Media, observaremos que para quizás el común de la gente contemporánea, el hecho de quitar la vida a una persona, podría llegar a tener motivos justificables, haciendo de ello un hecho más que aceptado, sino que cotidiano. Inclusive, remontándose tiempo atrás hasta llegar al inicio mismo de la existencia, se tienen testimonio de que la ley hacía posible aplicar lo que se conoce popularmente como Ojo por ojo, diente por diente. Esto era normal, aceptado y considerado correcto pero, ¿no es acaso esto una violación a los derechos humanos del delincuente?; la declaración dice que ningún hombre será sometido a torturas ni penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Un asesino, un violador, un ladrón, o un secuestrador, es también un ser humano, y goza de los mismos derechos que sus víctimas. Ahora bien, no se puede pensar que tomando literalmente esto, una persona puede cometer los crímenes que le vengan a la mente sin ser castigado por ello. Es por eso que cada Estado crea para sí mismo su derecho jurídico, el cual se encarga de juzgar y decretar la pena merecida a cada criminal, sin que ello afecte su derecho como persona, aunque en ciertos casos, determinados Estados admiten penas que van más allá de lo que establecen los derechos, como la pena de muerte o el aborto. Hay que recordar que todo individuo tiene derecho a la vida. El único derecho que puede ser desobedecido por el Estado afín de mantener el orden y la seguridad pública, y a través de procesos legales auténticos, es el derecho a la libertad.

 

            La humanidad es representada en la firma del tratado de los DDHH a través de los Estados nacionales, es decir, del gobierno de turno de cada Estado. Es por ello que no todos los Estados del mundo existentes en ese entonces, se adhirieron al tratado. Debemos considerar que de haberse propuesto un tratado similar, doscientos años antes, seguramente no habría recogido la firma de ningún Estado, ya que estos se beneficiaban y subsistían de entre otras cosas gracias al trabajo esclavo; las religiones no católicas eran perseguidas, y la mujer no tenía igualdad de derechos. Todo es cuestión de ver en qué momento de la historia nos encontramos, y así podremos notar, al mirar hacia atrás, la enorme evolución que ha tenido el pensamiento humano.

 

            Ligado íntimamente a los DDHH se encuentran los llamados crímenes de lesa humanidad. Por desgracia, la historia argentina posee varios claros ejemplos de lo que son estos crímenes. Sin embargo, siguen siendo controvertidos los argumentos, especialmente cuando se quiere definir cuales eran los bandos, es decir, quienes los buenos y quienes los malos. Es por eso que recalco, todo depende del punto de vista y del contexto histórico. De todas formas, es absolutamente indiscutible el hecho de que hubo vidas quitadas.

 

            La declaración dice que el ser humano tiene derecho a la seguridad de su vida, sin embargo dice también que cada individuo tiene derecho a hacer de sí mismo lo que le plazca en su intimidad, sin que esto perjudique a nadie. En el caso de los consumidores de estupefacientes, por ejemplo, estas cláusulas se contradicen, y tanto ellos como quienes atacan el consumo, se amparan bajo los la declaración de los DDHH. Lo mismo ocurre cuando se habla del aborto, la pena de muerte o muchos otros temas más. Es sumamente controvertido el uso correcto de los DDHH en torno a la delincuencia.

 

            A pesar del carácter universal de los DDHH, estos siguen siendo violados periódicamente en varios lugares del planeta, a través de gobiernos dictatoriales, terrorismo de estado, contaminación ambiental, etc. La humanidad aún no ha tomado conciencia del valor de la vida, especialmente por el hecho que quienes infringen la dignidad humana, en la mayoría de los casos tienen condiciones de vida plenas o satisfechas. En África, Asia y Latinoamérica, hay grupos humanos que viven en condiciones de sometimiento, trabajo esclavo y degradación. Sin embargo prácticamente todos países de estas regiones han pactado la declaración de los DDHH al ser miembros de las Naciones Unidas.

 

            Entonces, ¿Qué se necesita para que la humanidad tome realmente con seriedad el respeto a la vida? Sin ser pesimista, es prácticamente imposible erradicar los males de una sociedad, simplemente por el hecho de que la naturaleza humana es de por sí destructiva, evolucionista. Mientras que un grupo de intelectuales idea un conjunto de normas con el objeto de perfeccionar la calidad de vida, todos asentimos, pero siguen habiendo personas que discriminan, golpean, o lastiman.

 

            Es nuestra responsabilidad como ciudadanos del mundo velar por el cumplimiento de lo que consideramos correcto, tanto con el ejemplo como con la lucha, pero no debemos olvidar que los Derechos Humanos son para todos los seres humanos, por más pesar que cause. Logremos un mundo mejor con perseverancia; nuestros antepasados necesitaron miles de años para comprender lo que estaba correcto y lo que no, nosotros tan solo vivimos en un tiempo de transición, el reto está en ser constantes y aleccionar a nuestros hijos para que continúen divulgando nuestros ideales. Recordemos y aboguemos por quienes padecen los sometimientos y las degradaciones no solo en el aniversario de la declaración, sino todos los días, y cuando lo logremos, habremos aportado un granito más de arena a la causa.


© 2009 DIEGO PETRUSZYNSKI

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