Cultivate, mono..
Se
denomina monocultivo a las plantaciones extensivas de una sola
especie vegetal. Se puede dar en la agricultura, horticultura como en
la silvicultura que es el cultivo de bosques.
Desde
los comienzos de la humanidad tal como la conocemos, con el
descubrimiento de la agricultura, el hombre ha ido seleccionando y
mejorando especies que les sean útiles para la subsistencia y para
una vida mejor. La agricultura significó el paso del ser humano del
estado salvaje al civilizado. Gracias a la agricultura ya no hubo
necesidad de recorrer largas distancias en búsqueda de alimentos,
sino que los alimentos se cultivaron en parcelas específicas y cerca
de las casas primero y de las ciudades después.
En
esa carrera de la civilización humana, ciertas especies de plantas y
árboles se hicieron más importantes que otras. Muchas se
extinguieron por el uso indiscriminado, o están en grave peligro. Y
otras se cultivan a tal escala que terminan desplazando a otras
especies menos importantes, lo que es igual de grave.
En
Corrientes se puede hablar de tres monocultivos a gran escala: el
arroz, el eucaliptus y el pino. En el caso de los árboles, existe
una política oficial que fomenta el cultivo de bosques. Además,
nuestra provincia tiene condiciones inmejorables para la producción
de este tipo de maderas. El pino y el eucapliptus son árboles que no
son originarios de Sudamérica. En sus lugares de origen pueden
tardar hasta 50 años por lo menos en crecer hasta el tamaño en que
se los puede talar. Sin embargo, en nuestra región un bosque puede
empezar a ser redituable a los 10 años. Y con los beneficios
impositivos del Estado más la mano de obra barata, la industria de
los bosques implantados puede dejar amplias ganancias a largo plazo.
Es
cierto que esta industria genera trabajos, moviliza la economía y
optimiza el uso de la tierra ya que con sistemas como el
silvopastoril se puede mezclar la producción de madera con la
ganadería, por ejemplo.
Sin
embargo hay ciertas cuestiones a tener en cuenta, no todo es
positivo. En primer lugar, los puestos de trabajo que genera esta
industria muchas veces son precarios y de alto riesgo. Los
aserraderos son de las industrias que más impactan al medio ambiente
ya que la forma más económica de deshacerse de los residuos como el
aserrín o las cáscaras es quemándolos. No es la contaminación que
genera una cocina a leña en invierno, te hablo de toneladas de
madera que se quema y que libera gases tóxicos muchas veces a metros
de viviendas y ciudades.
La
introducción de especies extrañas como el pino a un ecosistema
nativo puede desequilibrarlo irreversiblemente. En Corrientes al
menos no se dan a gran escala casos de deforestación de bosques nativos para
cultivar bosques implantados -la mayoría de los bosques nativos de la provincia ya se echaron abajo hace un siglo o dos-. Pero en otras provincias del Norte
Argentino como Chaco, Salta o Misiones, donde se todavía se conservan grandes extensiones de selvas y bosques nativos, se echan abajo miles de
hectáreas al año de estos para darle un uso
agrícola a la tierra. Árboles autóctonos que necesitan décadas y
a veces hasta siglos para crecer y desarrollarse, son talados para
dar paso a otros que en pocos años dejan ganancias millonarias.
Si
bien existe muchísima información a favor y en contra del
monocultivo y de otras problemáticas de este tipo, también hay
muchas mentiras y verdades a medias. De ambos lados.
Existen
científicos que dedican sus vidas a estudiar mejores formas de
producción y defienden con fundamentos sus posturas. Hay otros
científicos que dedican sus vidas a demostrar que esas formas de
producción son nocivas. Y hay muchos entusiastas que quieren
discutir a científicos con informaciones que no manejan. Decir que
el cultivo de pinos extrae el agua del acuífero guaraní, así
solamente dicho es mentira. Porque lo que un árbol extrae de agua
del suelo lo evapora por las hojas y vuelve en forma de lluvia. Se
llama ciclo del agua. Decir que los bosques implantados afectan al
calentamiento global porque despiden dióxido de carbono, así dicho
es mentira. Lo árboles, todos, captan dióxido de carbono y liberan
oxígeno. Es el ciclo del carbono. Pero decir que un bosque
implantado a gran escala que tiene por objetivo producir enormes
ganancias económicas a una empresa, no afecta a largo plazo el
equilibrio de la naturaleza y la vida en el planeta, es rotundamente
falso.
A
todo esto, cabe preguntarse, ¿hasta qué punto el ser humano puede
seguir modificando radicalmente el planeta con el único objetivo de
ganar dinero? ¿Se puede comprar TODO, se puede arreglar TODO con
plata, el dinero maneja TODO realmente?.
La
palabra cultura tiene la misma raíz que cultivo. Cultura es el
cultivo de la mente, de las artes, del ser humano como ser social.
Pensar todo en términos de ganancias económicas sin prestar
atención a la vida que nos rodea, ¿no es acaso el monocultivo de un
capitalismo salvaje y devastador? Por eso digo, que revertir el
cambio climático es ante todo una cuestión de cambio de mente.
© 2014 DIEGO PETRUSZYNSKI