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16 febrero 2014

Cultivate, mono..

Se denomina monocultivo a las plantaciones extensivas de una sola especie vegetal. Se puede dar en la agricultura, horticultura como en la silvicultura que es el cultivo de bosques.
Desde los comienzos de la humanidad tal como la conocemos, con el descubrimiento de la agricultura, el hombre ha ido seleccionando y mejorando especies que les sean útiles para la subsistencia y para una vida mejor. La agricultura significó el paso del ser humano del estado salvaje al civilizado. Gracias a la agricultura ya no hubo necesidad de recorrer largas distancias en búsqueda de alimentos, sino que los alimentos se cultivaron en parcelas específicas y cerca de las casas primero y de las ciudades después.
En esa carrera de la civilización humana, ciertas especies de plantas y árboles se hicieron más importantes que otras. Muchas se extinguieron por el uso indiscriminado, o están en grave peligro. Y otras se cultivan a tal escala que terminan desplazando a otras especies menos importantes, lo que es igual de grave.
En Corrientes se puede hablar de tres monocultivos a gran escala: el arroz, el eucaliptus y el pino. En el caso de los árboles, existe una política oficial que fomenta el cultivo de bosques. Además, nuestra provincia tiene condiciones inmejorables para la producción de este tipo de maderas. El pino y el eucapliptus son árboles que no son originarios de Sudamérica. En sus lugares de origen pueden tardar hasta 50 años por lo menos en crecer hasta el tamaño en que se los puede talar. Sin embargo, en nuestra región un bosque puede empezar a ser redituable a los 10 años. Y con los beneficios impositivos del Estado más la mano de obra barata, la industria de los bosques implantados puede dejar amplias ganancias a largo plazo.
Es cierto que esta industria genera trabajos, moviliza la economía y optimiza el uso de la tierra ya que con sistemas como el silvopastoril se puede mezclar la producción de madera con la ganadería, por ejemplo.
Sin embargo hay ciertas cuestiones a tener en cuenta, no todo es positivo. En primer lugar, los puestos de trabajo que genera esta industria muchas veces son precarios y de alto riesgo. Los aserraderos son de las industrias que más impactan al medio ambiente ya que la forma más económica de deshacerse de los residuos como el aserrín o las cáscaras es quemándolos. No es la contaminación que genera una cocina a leña en invierno, te hablo de toneladas de madera que se quema y que libera gases tóxicos muchas veces a metros de viviendas y ciudades.
La introducción de especies extrañas como el pino a un ecosistema nativo puede desequilibrarlo irreversiblemente. En Corrientes al menos no se dan a gran escala casos de deforestación de bosques nativos para cultivar bosques implantados -la mayoría de los bosques nativos de la provincia ya se echaron abajo hace un siglo o dos-. Pero en otras provincias del Norte Argentino como Chaco, Salta o Misiones, donde se todavía se conservan grandes extensiones de selvas y bosques nativos, se echan abajo miles de hectáreas al año de estos para darle un uso agrícola a la tierra. Árboles autóctonos que necesitan décadas y a veces hasta siglos para crecer y desarrollarse, son talados para dar paso a otros que en pocos años dejan ganancias millonarias.
Si bien existe muchísima información a favor y en contra del monocultivo y de otras problemáticas de este tipo, también hay muchas mentiras y verdades a medias. De ambos lados.
Existen científicos que dedican sus vidas a estudiar mejores formas de producción y defienden con fundamentos sus posturas. Hay otros científicos que dedican sus vidas a demostrar que esas formas de producción son nocivas. Y hay muchos entusiastas que quieren discutir a científicos con informaciones que no manejan. Decir que el cultivo de pinos extrae el agua del acuífero guaraní, así solamente dicho es mentira. Porque lo que un árbol extrae de agua del suelo lo evapora por las hojas y vuelve en forma de lluvia. Se llama ciclo del agua. Decir que los bosques implantados afectan al calentamiento global porque despiden dióxido de carbono, así dicho es mentira. Lo árboles, todos, captan dióxido de carbono y liberan oxígeno. Es el ciclo del carbono. Pero decir que un bosque implantado a gran escala que tiene por objetivo producir enormes ganancias económicas a una empresa, no afecta a largo plazo el equilibrio de la naturaleza y la vida en el planeta, es rotundamente falso.
A todo esto, cabe preguntarse, ¿hasta qué punto el ser humano puede seguir modificando radicalmente el planeta con el único objetivo de ganar dinero? ¿Se puede comprar TODO, se puede arreglar TODO con plata, el dinero maneja TODO realmente?.

La palabra cultura tiene la misma raíz que cultivo. Cultura es el cultivo de la mente, de las artes, del ser humano como ser social. Pensar todo en términos de ganancias económicas sin prestar atención a la vida que nos rodea, ¿no es acaso el monocultivo de un capitalismo salvaje y devastador? Por eso digo, que revertir el cambio climático es ante todo una cuestión de cambio de mente.

© 2014 DIEGO PETRUSZYNSKI

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